sábado, 1 de febrero de 2014

El sueño de Teresa

 Era una noche fría, despejada y con la luna resplandeciente en el cielo. Lo único en lo que pensaba Teresa era en irse a su habitación y acostarse en su cama con sus suaves sábanas de franela. Una vez en su habitación se puso el pijama de rayas que tanto le gustaba, se recostó en la cama y pensó. Pensó en como ansiaba cumplir su sueño de ser una heroína, como las que aparecían en sus libros favoritos, y en como deseaba que una apuesto chico se enamorara perdidamente de ella, el cual solo tuviera ojos para ella. 
  Ella seguía pensando cuando cayó completamente dormida. 

   Se despertó de repente a causa de un ruido estridente. Abrió los ojos y contempló lo que tenía ante ella. Una habitación, no mucho más grande que la suya, con una cama, un armario y un tocador de color rosa. Teresa no sabía donde se encontraba. Solo se le ocurrían dos opciones: o estaba soñando o se había vuelto loca. La primera sonaba más convincente.   
   Comenzó a caminar hacía la puerta, pero se paró de golpe cuando escuchó a alguien llamarla:
- ¿Teresa? ¿Cariño? ¿Estás ahí? Date prisa. El coche está esperando abajo. Si no te das prisa llegaremos tarde a la fiesta - dijo una voz de hombre, no muy grave.
   Teresa se quedó paralizada. ¿Debía contestar o ignorar a aquella persona misteriosa que la esperaba al otro lado de la puerta?
   Cuando decidió pasar de aquella voz, ya era demasiado tarde. La puerta se abrió y por ella entró un joven. Teresa se quedó sin palabras. Era el chico más hermoso que había visto jamás: cabello castaño y rizado, ojos verdes, una cara con unos rasgos muy delicados, era de un metro ochenta aproximadamente...
- ¿Tere? ¿Qué haces ahí parada? ¿Es que no me has oído, cariño? Vamos a llegar muy tar... ¿¡Pero aún no te has vestido!? ¡Llevo media hora llamándote! Al final tendré que sacarte a rastras de aquí. Ya sé que no te apetece ir a esta fiesta, pero es muy importante que vayamos.
 - Yo... - comenzó a decir Teresa.
- ¿Tú qué? ¿Te encuentras mal, amor mío?
   ¿Amor mío? ¿Pero quién era ese muchacho? ¿De qué estaba hablando? ¿Qué fiesta? Teresa estaba deseando que ese sueño se acabara de una vez por todas.
- No... no me encuentro mal... Ahora mismo me visto - dijo ella. 
- Me alegro. Te espero abajo - contestó él. Se encaminó hacia la puerta y salió por ella.
   No tenía otro remedio que cambiarse e ir a ese evento. Pronto acabaría aquel sueño. Al menos eso creía.

   En menos de cinco minutos ya se había arreglado. Llevaba un vestido de tirantes, largo, de color azul noche; unos zapatos negros de tacón; unos pendientes y un collar de perlas. No se había recogido el pelo, ya que le gustaba lucir sus rizos rubios.
   Salió de la habitación. Se encontraba en un pasillo alargado y al final de él estaban las escaleras. Abajo se hallaba el apuesto desconocido, esperándola. 
- Estás espectacular. Todos se quedarán asombrados al ver que tengo la mejor y más hermosa mujer del mundo.
   ¿Mujer? ¿Resultaba que aquel hombre era su marido? La cosa empeoraba por segundos.
- Estás muy rara esta noche, Tere. ¿Seguro que no te encuentras mal?
- Estoy perfectamente - contestó Teresa por segunda vez en aquella noche.
- Perfecto. Pues vamos allá. 

   Subieron a un coche que los llevó a una mansión enorme, con un jardín grandioso y bonito. De ella entraba y salía mucha gente vestida de etiqueta y con acompañantes. Salieron del coche. Él la ayudó tendiéndole la mano, y ella se la cogió. Recorrieron juntos el sendero que daba a la puerta principal. Allí había un señor mayor que les preguntó por sus nombres.
- Scott y Teresa Snow - contestó el joven.
   Scott. Aquel hombre misterioso se llamaba Scott. Y estaba claro que ella era su esposa, ya que utilizaba el apellido de él.
- Muy bien. Adelante. Que disfruten de la fiesta.
- Muchísimas gracias - le dijo Teresa al portero.

Dentro de la mansión todo era muy lujoso. Camareros que iban de un lado a otro con bebidas y comida, música clásica de fondo, gente bailando y hablando entre ellos...
- Bueno, aquí estamos. Ahora tengo que ir a buscar a mi jefe. Necesito conseguir ese ascenso. Y para conseguirlo tengo que caerle muy bien - comentó Scott.
- Pues... vale... te esperaré aquí... - dijo Teresa de manera entrecortada.
- ¿No quieres venir y conocer a mi jefe?
- No me apetece... Seguro que te va mejor sin mí.
- Vale. Volveré pronto. Te quiero.
   Le dio un beso en la frente y desapareció entre la multitud.

   Teresa se estaba poniendo de los nervios. Hacía quince minutos que Scott la había dejado allí. Pensó en ir a buscarlo, pero sabía que sería imposible encontrarlo entre toda la gente que había.

   Pasaron más minutos y Scott seguía sin aparecer. La joven vio a una chica acercarse a ella. Tenía el pelo castaño y liso, ojos azules y era igual de alta que ella.
- Tú debes de ser Teresa. La mujer de Scott Snow ¿me equivoco? - dijo la muchacha.
- ¿Perdona? ¿Quién eres? - le preguntó Tere.
- Perdón por mis malos modales. Me llamo Sandra y soy la respuesta a todas tus preguntas.
- ¿Qué? Lo siento pero no te entiendo.
- Te estoy diciendo que tengo todas las respuestas a tus preguntas. Sé  quién eres, sé como has llegado hasta aquí y sé como puedes salir. Estoy dispuesta a contártelo todo.
- Quiero que me lo cuentes - dijo precipitadamente Teresa. Necesitaba esas respuestas, necesitaba resolver todas sus dudas antes de explotar.
- Vale. Vamos a un lugar más privado, aquí hay demasiada gente.

   Salieron al jardín trasero. Todo era hermoso: flores de todos los colores y de todos los tipos, luces que lo iluminaban todo, una fuente enorme de la que emanaban chorros de agua...
- Habla. Aquí ya no hay nadie que pueda escucharnos - comentó Teresa. Estaba ansiosa por saberlo todo.
- ¿Por dónde quieres que empiece? 
- Por el principio. Quiero saber como he llegado hasta aquí.
- Vale... Pues...
- ¿Pues qué? ¿Tienes las respuestas o no?
- Sí. Sí que las tengo. Pero es solo que no se como explicártelo - le dijo Sandra.
- No tiene que ser tan difícil. Tú solo cuenta todo lo que sepas. Y rápido, por favor. Puede que Scott me esté buscando en estos momentos.
- No te preocupes por él. Está hablando con su jefe, y te aseguro que se pasará así toda la noche...
- ¡ENTONES CUÉNTAME LO QUE ESTÁ PASANDO! ¡QUIERO RESPUESTAS! QUIERO SABER QUE ESTOY HACIENDO EN ESTE LUGAR! ¡QUIERO SABER COMO PUEDO VOLVER A MI MUNDO! - Teresa había estallado. Ya no podía aguantar más - ¡SI NO TIENES LAS RESPUESTAS O NO SABES COMO CONTÁRMELAS NO ME ERES ÚTIL!
- Por favor... Relájate - intervino la otra chica con tranquilidad - Tienes que tener paciencia.  
   Tere resopló.
- De acuerdo. Seré paciente.
- Me alegra oír eso. Allá voy.
   Estaba de los nervios. Pero no podía perder los estribos. 
- Como te he dicho antes, me llamo Sandra y hace mucho tiempo estuve en la misma situación que tú - hizo una pausa y continuó hablando - Puede que esto te suene un poco raro pero todo lo que te explico es cierto. Tú y yo somos parte de un grupo reducido de gente capaz de viajar a sus sueños y establecerse en ellos. Se nos hace llamar 'Los Soñadores'. Esta capacidad o poder, como prefieras llamarlo, es hereditaria. Cuando nos encontramos en tu situación, cuando entramos en un sueño y somos conscientes de ello, tenemos dos opciones: o volver a la realidad o quedarnos en el sueño, para siempre.
   Teresa estaba en estado de shock. Esa mujer estaba loca. ¿Los Soñadores? ¿Capaces de quedarse en un sueño? ¿En serio? Tenía que buscar la manera de salir de allí.
- Oye, creo que te equivocas. Yo soy normal. No soy una Soñadora o como se llame eso. Y que yo sepa, mis padres no son Soñadores tampoco. En serio, estás loca. Me voy de aquí. Pronto despertaré de esta pesadilla.
- ¿Pesadilla? Perdona pero esto no es una pesadilla, es un sueño. Aquí encontrarás todo lo que quieres: un chico, amor, felicidad, aventuras... ¿No es eso lo que quieres? Por eso estás aquí ¡PORQUE ERES UNA SOÑADORA! ¡COMO YO! ¡COMO TU MADRE O TU PADRE!
- ¡A MÍ NO ME GRITES! ¡YO A TI NO TE CONOZCO! ¡ERES UNA LUNÁTICA!
- ¿YO? ¿LUNÁTICA? ¡PUES BIEN! VETE DE AQUÍ. YA VERÁS CUANDO TE DES CUENTA DE QUE ME NECESITAS. SIN MÍ, NO TIENES MANERA DE SALIR DE AQUÍ. TE QUEDARÁS AQUÍ PARA SIEMPRE.
   Tere no quería estar cerca de esa tal Sandra, no quería seguir discutiendo con ella, así que se fue corriendo al interior y comenzó a buscar a Scott "su supuesto marido".

18 comentarios:

  1. Uuuhh, empieza bastante interesante <33

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    1. Me alegro de que te guste:) Pronto seguiré escribiendo.

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  2. Parabatai^^ Me gusta^^ Sigue escribiendo =)

    P.D. Sigo sin poder seguirte D:
    Besos

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  3. Comienza muy bien :)
    Te sigo para saber como continúa :)

    besos ;)

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Pronto seguiré escribiendo. Gracias por seguirme. Besos <3

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  4. Continuación leída. Espero la continuación de la continuación jiji
    Muaks^^

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  5. Me gusta mucho tu historia. La leeré. ¿Podrías apsarte por mi blog? Es: http://un-lugar-para-desahogarse.blogspot.com.es/
    Espero que te identifiques conmigo y pueda ayudarte :)

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  6. Por supuesto que me pasaré por tu blog, Carmen <3

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  7. Me encanto! Voy a seguir leyéndola! :)

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  8. me encanta esta novela, pero creo que deberías describir un poco mas. Enserio me gusta mucho... sigue la :)

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    1. Me alegro de que te encante <3 Tendré en cuenta tu recomendación :)

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  9. Me gusta la idea que propones en la novela, Parabatai. Como a dicho Reader desorientada, yo también creo que deberías describir un poco más^^ Pero creo que es una idea bastante original^^)

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    1. Me alegra mucho que te guste la idea que propongo y bueno, cuando siga escribiendo tendré en cuenta lo de las descripciones :)

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